Señor tú me sondeas,... me conoces y me perdonas tanto...
Siempre esperando... siempre amándome... mirándome con esos ojos de amor.
Tu luz alumbra la claridad misma porque ni la luz del sol se compara con la Luz del espíritu que eres tú mismo, Señor.
Estás a mi lado y no te veo, pero te siento, te percibo...
Tu amor es muy bonito, no se puede explicar con palabras humanas. Solo el corazón que nos diste lo puede entender.
Nos hablas y solo te oiremos si hacemos silencio en el alma. El bullicio del mundo y sus preocupaciones nos alejan de ti.
Pero aquí estamos, Señor. No permitas que nos alejemos de ti... somos ovejas de tu rebaño.
Nuestros ojos están fijos en tu misericordia.