viernes, 16 de diciembre de 2022

Vida

 Recuerdo a mi papá... a mi mami.. mis abuelos, algunos tíos, un primo,... amigos,... tantos que estuvieron en esta tierra como nosotros..., amando, riendo, soñando,  gozando a sus familias, llenos de propósitos y luchas..., algunas victorias, y fracasos... lo que experimenta todo ser humano en esta vida. Y al recordar sus sonrisas recibidas doy gracias..., a Dios, a ellos y al Espíritu que me inspira.

Estamos tan acostumbrados a despertar cada día que lo tomamos como algo normal... sin siquiera pensar que es un regalo divino.

Cada abrazo, cada día, cada amanecer, se los debemos al Padre del cielo. Él, que nos ama siempre y nos tiene en la palma de su mano. Aquel que envió a su Hijo a morir en la Cruz en expiación del pecado que cometieron nuestros primeros padres. Como dice Santa Teresa de Calcuta: para quien quiere creer, tengo muchas razones; para el que no quiere, no tengo ninguna.

Qué amor tan grande nos tuvo Jesús cuando vino al mundo... nos dejó un maravilloso legado de paz y vida verdadera... y se entregó a sí mismo hasta la muerte... una cruel y salvífica muerte. Su amor por nosotros le impedía hacer menos...

Cuánto amor!!... un amor que es eterno... y que nos abrió las puertas de la felicidad completa junto a nuestros seres queridos y tantos en la humanidad a lo largo de la historia que también fueron elegidos para vivir en la Luz eterna.

Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Él se entrega en cada Eucaristía. ¡Nos espera en el Santísimo Sacramento! 

El Amor de los amores desea ser mas amado. ¿Qué estamos dispuestos a hacer por Él?


"Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama" (Mateo 7, 7 - 8) 🙏