jueves, 27 de agosto de 2015

Estoy a la puerta y llamo...

Mi amor por ti no tuvo límite en la Cruz.
Pensé en cada una de tus sonrisas y quise que fueran eternas,
que no terminaran con esta vida terrena.
Te amé entonces cuando aún no existías, te amo hoy que eres
y te amaré mañana y así por toda la eternidad.
¡Ven! Que tengo preparada para ti una morada en el Cielo.
¡Escucha Mi Voz!... y sígueme.

 

domingo, 2 de agosto de 2015

Te basta Mi Gracia...

Una de las tentaciones mas serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre.
Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo.
El que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos.
Aún con la dolorosa conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse vencidos, y recordar lo que el Señor dijo a San Pablo: "Te basta mi gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad" (2 Co, 12,9)
El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal.
El mal espíritu de la derrota es hermano de la tentación de separar antes de tiempo el trigo de la cizaña, producto de una desconfianza ansiosa y egocéntrica.

(Documento pontificio: EVANGELII GAUDIUM, p. 69, Sumo Pontífice Francisco)