jueves, 19 de septiembre de 2013

Jesús, el buen Pastor


Tu Fuerza fortifica sin dureza.
Tu Luz ilumina sin cegar.
La experiencia de encontrarte y sentirte
me transforma solamente en alma.

Mis manos tiemblan sin miedo.
Y una energía misericordiosa las acaricia.

Cuando te muestras a mi, no quiero que te alejes.
Cuando te acercas a mí, no debo alejarte.

¡Tanto de ti Señor!...
¡Tanto de ti para todos!
Y tan poco lo que se te pide...
Tan poco lo que se te busca...

Tu Amor lo abarca todo.
Aún lo que nos parece malo...
¡No dejes a tus ovejas perdidas!
¡Sal al encuentro de tu rebaño!


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