Fuente: www.es.catholic.net
Tiempo
litúrgico que recuerda los cuarenta días que Jesús pasó en el desierto. Es un
tiempo de reconciliación
Origen
y significado de la fiesta
La
Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para
prepararnos a la gran fiesta de la Pascua.
Es
tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros
para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La
Cuaresma dura 40 días, comienza el miércoles de Ceniza y termina el Jueves
Santo.
También
cabe decir que la liturgia considera el Viernes Santo, Sábado Santo y domingo
de resurrección, toda una celebridad junta llamada "Triduo Pascual".
Inicialmente,
la Cuaresma iba desde el Primer Domingo de Cuaresma al Jueves Santo, pero a
raíz de una reforma litúrgica, se descontaron los domingos por considerarlos
pascuales y no penitenciales. Para "cuadrar", se añadió a la cuaresma
los días que van del Miércoles de Ceniza hasta el Primer Domingo de Cuaresma.
De esta manera salen los 40 días. Actualmente, y lo repito de nuevo, la
Cuaresma va desde el Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo
A
lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un
esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos
vivir como hijos de Dios.
El
color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es
un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de
preparación al misterio pascual.
En
la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir
la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios,
orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir
una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo.
El
pecado nos aleja de Dios, rompe nuestra relación con Él, por eso debemos luchar
contra él pecado y ésto sólo se logra a través de la conversión interna de
mente y corazón.
Un
cambio en nuestra vida. Un cambio en nuestra conducta y comportamiento,
buscando el arrepentimiento por nuestras faltas y volviendo a Dios que es la
verdadera razón de nuestro existir.
La
Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día,
durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el
rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los
hermanos.
La
Cuaresma es un camino hacia la Pascua, que es la fiesta más importante de la
Iglesia por ser la resurrección de Cristo, el fundamento y verdad culminante de
nuestra fe. Es la buena noticia que tenemos obligación de difundir.
En
Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos
también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la
resurrección.
La
duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la
Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta
años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de
Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el
desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la
estancia de los judíos en Egipto.
En
la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros
significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y
dificultades.
El
ayuno y la abstinencia en la Cuaresma
El
ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día.
La
abstinencia consiste en no comer carne.
Son
días de abstinencia y ayuno el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
La
abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho
hasta los cincuenta y nueve años de edad.
Con
estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (alma y cuerpo) participe
en un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que reparemos el
daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.
El
ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo
que dicten las Conferencias Episcopales de cada país, pues ellas son las que
tienen autoridad para determinar las diversas formas de penitencia cristiana.
Cómo
vivir la Cuaresma
1.
Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome.
2.
Luchando por cambiar yo mismo.
3.
Haciendo sacrificios.
4.
Haciendo oración.
1.-Arrepintiéndome
de mis pecados:
Pensar
en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si
realmente estoy arrepentido. Este es un muy buen momento del año para llevar a
cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de
la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para
estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo.
2.
Luchando por cambiar:
Analiza
tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir
día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados
porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de
un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es
tu defecto dominante y haz un plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser
realista, práctico y concreto para poderlo cumplir.
3.
Haciendo sacrificios:
La
palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa “hacer
sagrado”. Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir,
ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas,
cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te
simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que
nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos
a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.
4.
Haciendo oración:
Aprovecha
estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y que
quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para
Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma.
Sugerencias
para vivir la Cuaresma:
Rezar
la Oración de Cuaresma
Padre
nuestro, que estás en el Cielo,
durante
esta época de arrepentimiento,
ten
misericordia de nosotros.
Con
nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras, transforma nuestro
egoísmo en generosidad.
Abre
nuestros corazones a tu Palabra,
sana
nuestras heridas del pecado,
ayúdanos
a hacer el bien en este mundo.
Que
transformemos la obscuridad y el dolor
en
vida y alegría.
Concédenos
estas cosas por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Contar
a los niños el sentido de la Cuaresma de una forma amena para que la entiendan
y se motiven a cumplir con los propósitos del calendario de Cuaresma. Educarles
en el sentido espiritual, sobre todo.
Leer
en los Evangelios el relato de la Pasión de Cristo.
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