Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre
verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío;
por ser Tú quien eres, bondad
infinita,
y porque te amo sobre todas las
cosas,
me pesa de todo corazón haberte
ofendido;
también me pesa porque puedes
castigarme
con las penas del infierno.
Ayudado de tu divina gracia,
propongo firmemente nunca más
pecar,
confesarme y cumplir la
penitencia
que me fuere impuesta.
Amén.
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