martes, 20 de septiembre de 2016

La vida

En el horizonte de la tarde siento a la vida que me dice:
Todo esto es para ti.
Mis árboles, mis mares, mis ríos y lagos.
Las flores, el viento y la nieve.
El sol que ilumina las calles.
Los patos que nadan en fila; los peces que alimentan
y los que adornan; los que acompañan y los que dominan.
Los amigos, la música, las sonrisas y la buena compañía.
La mascota que vive tus días, las noches que descansa en casa.
La mano que brinda ayuda, la risa que celebra una alegría.
El pobre que te extiende la mano, la piedad que de ti brote sincera.
Aquellos que conforman tu familia.
La lucha perseverante cada día.
Querer ser mejor.
La paz de una conciencia tranquila.
Sonreír a Dios.


Pero añade:
Lo que sigue, no es para ti.
La ayuda interesada.
La palabra detrás de un corazón falso.
El fastidio por cuidar a un anciano.
La ofensa y desprecio a una madre que necesita de ti.
Las salidas y escapadas de casa olvidando el hambre y
soledad de tus hijos.
El maltrato a los animales.
La indiferencia hacia el mendigo. El rechazo a la limosna.
Pensar únicamente en ti mismo.
La destrucción del planeta.
Olvidar la oración.
El amor al dinero. El olvido al enfermo.
La lucha contra el bien. La negación de Dios.

Ante el más leve pensamiento, deséchalo!
Y reemplázalo con todo lo primero que sí es para ti.


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