Fuente: News. va Español
«TODA MI ESPERANZA ESTÁ PUESTA EN TU GRAN MISERICORDIA»
Del libro de las Confesiones de san Agustín, obispo
(Libro 10, 26, 37-29, 40: CSEL 33, 255-256)
Señor, ¿dónde te hallé para conocerte -porque ciertamente no estabas en
mi memoria antes que te conociese-, dónde te hallé, pues, para
conocerte, sino en ti mismo, lo cual estaba muy por encima de mis
fuerzas? Pero esto fue independientemente de todo lugar, pues nos
apartamos y nos acercamos, y, no obstante, esto se lleva a cabo sin
importar el lugar.
¡Oh Verdad!, tú presides en todas partes a todos los
que te consultan y, a un mismo tiempo, respondes a todos los que te
interrogan sobre las cosas más diversas. […]
¡Tarde te amé,
Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de
mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me
lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo,
mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si
no estuviesen en ti, no existirían.
Me llamaste y clamaste, y
quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi
ceguera […].
Cuando yo me adhiera a ti con todo mi ser, ya no
habrá más dolor ni trabajo para mí, y mi vida será realmente viva, llena
toda de ti.
Tú, al que llenas de ti, lo elevas, mas, como yo aún no me
he llenado de ti, soy todavía para mí mismo una carga. [...]
En
las cosas adversas deseo las prósperas, en las cosas prósperas temo las
adversas.
¿Qué lugar intermedio hay entre estas cosas, en el que la vida
humana no sea una lucha?
¡Ay de las prosperidades del mundo, pues están
continuamente amenazadas por el temor de que sobrevenga la adversidad y
se esfume la alegría! […]
Pero toda mi esperanza estriba sólo en tu muy grande misericordia.
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