Oración de San Juan Pablo II al Espíritu Santo
Fuente: www. devocionario.com
Espíritu
Santo, dulce huésped del alma, muéstranos el sentido
profundo del gran Jubileo y prepara nuestro espíritu para
celebrarlo con la fe, en la esperanza que no defrauda, en la
caridad que no espera recompensa.
Espíritu
de verdad, que conoces las profundidades de Dios, memoria y profecía
de la Iglesia, dirige la Humanidad para que reconozca en Jesús
de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo,
la culminación de la Historia.
Ven, Espíritu
de amor y de paz.
Espíritu
creador, misterioso artífice del Reino, guía la
Iglesia con la fuerza de tus santos dones para cruzar con valentía
el umbral del nuevo milenio y llevar a las generaciones venideras
la luz de la Palabra que salva.
Espíritu
de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva
la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la
plena unidad, para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento
de la íntima unión con Dios y de la unidad del
género humano.
Ven, Espíritu
de amor y de paz.
Espíritu
de comunión, alma y sostén de la Iglesia, haz que
la riqueza de los carismas y ministerios contribuya a la unidad
del Cuerpo de Cristo, y que los laicos, los consagrados y los
ministros ordenados colaboren juntos en la edificación
del único Reino de Dios.
Espíritu
de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz, suscita solidaridad
para con los necesitados, da a los enfermos el aliento necesario,
infunde confianza y esperanza en los que sufren, acrecienta en
todos el compromiso por un mundo mejor.
Ven, Espíritu
de amor y de paz.
Espíritu
de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón,
orienta el camino de la ciencia y la técnica al servicio
de la vida, de la justicia y de la paz. Haz fecundo el diálogo
con los miembros de otras religiones. y que las diversas culturas
se abran a los valores del Evangelio.
Espíritu
de vida, por el cual el Verbo se hizo carne en el seno de la
Virgen, mujer del silencio y de la escucha, haznos dóciles
a las muestras de tu amor y siempre dispuestos a acoger los signos
de los tiempos que Tú pones en el curso de la Historia.
Ven, Espíritu
de amor y de paz.
A Ti, Espíritu
de amor, junto con el Padre omnipotente y el Hijo unigénito,
alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos.
Amén.
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