Hijo, no te quebranten los trabajos que has tomado por mí, no
te derriben del todo las tribulaciones; mas mi promesa te esfuerce
y consuele en todo lo que viniere.
Yo basto para galardonarte sobre toda medida.
No trabajarás aquí mucho tiempo, ni serás agravado siempre de dolores.
Espera un poquito, y verás cuán presto se pasan los males.
Vendrá una hora cuando cesará todo trabajo y ruido.
Poco y breve es lo que pasa con el tiempo.
Esfuérzate pues, como haces, y trabaja fielmente en mi viña; que
yo seré tu galardón. Escribe, lee, canta, suspira, calla, ora, sufre
con buen corazón lo adverso; que la vida eterna digna es de esta
y de otras mayores peleas. Vendrá la paz en el día que el Señor
sabe. Por cierto no será día o noche como las de este tiempo; mas
luz perpetua, claridad infinita, paz firme, holganza segura, y
para siempre duradera. No dirás entonces: ¿quién me librará del
cuerpo de esta muerte? Ni dirás: ¡ay de mí, que se ha dilatado
mi destierro! Porque la muerte será destruida, y la salud
vendrá sin defecto; no habrá congoja, vendrá la bendita alegría,
y la compañía dulce y hermosa.
(Imitación de Cristo, 10/09)
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