Fuente: http://catolicidad-catolicidad.blogspot.com/2009/05/el-pecado-mortal-sus-consecuencias-y.html
Qué es pecado mortal?
El pecado mortal es una trasgresión voluntaria de la Ley de
Dios en materia grave. Es una rebeldía contra Dios.
Dios tiene su Ley. En su infinita sabiduría ha sabido
resumirla en los diez mandamientos. La Iglesia, con Divina autoridad ha añadido
algunos otros, con el fin de hacernos cumplir con mayor facilidad y perfección
los divinos preceptos.
Cuando el hombre, dándose perfecta cuenta de que lo que va
hacer está gravemente prohibido por la ley de Dios o de la Iglesia, quiere
hacerlo a pesar de todo, comete un pecado mortal que pone completamente de
espaldas a Dios y le vincula a las cosas creadas, en las que coloca su último
fin renunciando a la salvación eterna.
Para que un pecado sea mortal hay tres condiciones:
1) Advertencia perfecta por parte del entendimiento,
2) Consentimiento perfecto, o plena aceptación por parte de
la voluntad.
3) Materia grave prohibida por Dios.
He aquí los principales efectos que causa el alma un solo
pecado mortal voluntariamente cometido:
1) Pérdida de la gracia santificante que hacía el alma pura,
santa e hija adoptiva de Dios heredera de la Vida eterna. Sin la gracia
santificante nadie puede salvarse.
2) Pérdida de las virtudes infusas (caridad, prudencia,
justicia, fortaleza, templanza) y de los dones del Espíritu Santo, que
constituyen un tesoro divino, infinitamente superior a todas las riquezas
materiales de la creación entera.
3) Pérdida de la presencia amorosa de la Santísima Trinidad
en el alma, que se convierte en morada y templo de Satanás.
4) Pérdida de todos los méritos adquiridos (mediante las
buenas obras) en toda su vida pasada, por larga y santa que fuera.
5) Feísima mancha en el alma, que la deja tenebrosa y
horrible a los ojos de Dios. “El pecado, dice San Juan Crisóstomo, deja el alma
tan leprosa y manchada que mil fuentes de agua no son capaces de lavarla”.
6) Esclavitud de Satanás. El que está en el pecado mortal es
esclavo de Satanás “que es príncipe de los pecadores”, dice San Agustín.
7) Aumento de las malas inclinaciones. El pecador esta debilitado
y no puede fácilmente resistir contra el mal, le cuesta mucho trabajo hacer el
bien.
8) Remordimiento e inquietud de conciencia, el que está en
pecado mortal no tiene tranquilidad y paz en su alma ni en su familia, ni en su
trabajo.
9) Reato, es decir merecimiento de pena eterna. El pecado
mortal es el infierno en potencia, es decir, el que está en pecado mortal puede
en cualquier momento caer en el infierno para siempre.
He aquí algunos de los medios más eficaces para salir del
pecado mortal y no volver jamás a él:
1) Asistir al santo Sacrificio de la Misa. “porque nos
obtiene la gracia del arrepentimiento, nos facilita el perdón de los pecados. ¡Cuántos
pecadores, asistiendo a Misa, han recibido allí la gracia del arrepentimiento y
la inspiración! de hacer una buena confesión de toda su vida”! (R.
Garrigou-Lagrange, el Salvador, ed. Patmos, pág. 463).
2) Confesión y comunión frecuente, con toda la frecuencia
que sea menester para conservar y aumentar las fuerzas del alma contra los
asaltos de la tentación. Por la salud del cuerpo tomaríamos con gusto todos los
remedios y medicinas que el médico nos mandara. L salud del alma vale
infinitamente más.
3) Reflexionar todos los días un ratito sobre los grandes
intereses de nuestra alma y de nuestra eterna salvación. La lectura diaria
meditada de la vida de los santos ayuda mucho. (Hay unos libros fundamentales:
S. Francisco de Sales; Introducción a la Vida devota; S. Alfonso de Liborio,
reparación para la muerte; El gran medio de la Oración).
4) Oración de súplica pidiéndole a Dios que nos tenga de de
su mano y no permita que nos extraviemos. El Padrenuestro bien rezado y vivido,
ayuda mucho.
5) Huida de las ocasiones. El pecador está pedido sin eso.
No hay propósito tan firme ni voluntad tan inquebrantable que no sucumba. Con
facilidad ante una ocasión seductora. Es preciso renunciar si contemplaciones a
los espectáculos inmorales (se comete, además, pecado de escándalo y
cooperación al mal, contribuyendo con nuestro dinero a mantenerlos amistades
frívolas y mundanas, conversaciones torpes, revistas o fotografías obscenas,
películas, Internet, la caja de todos los vicios etc. Imposible mantenerse en
pie si no se renuncia a todo eso. La felicidad inenarrable que nos espera
eternamente en el cielo bien vale la pena de renunciar a esas cosas que tanto
nos seducen ahora, sobre todo teniendo en cuenta que por un goce momentáneo nos
llevarían a la eterna ruina.
6) Devoción entrañable a María, nuestra dulcísima Madre,
abogada y refugio de pecadores. Lo ideal sería rezarle todos los días el Santo
Rosario, que es la primera y más excelente de las devociones marianas y
grandísima señal de prdesdestinación para que lo rece devotamente todos los
días; pero, al menos, no olvidemos nunca las tres avemarías al levantarnos,
acostarnos y a experimentar la tentación, para que nos alcance la victoria.
7) Hacer regularmente los Ejercicios Espirituales de San
Ignacio. Hay una muerte, un juicio, una eternidad feliz o infeliz. Con el
pecado no se discute. Tenemos que salvarnos cueste lo que cueste.
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