Hay una música que siempre escucho al escribir, pues ella me hace sentir un poco tu inmensidad... sólo un poco... ya que ésta permanece ausente a los sentidos de la vida.
Jesús, hijo de Dios... mírame... aquí estoy...
Tu mirada atraviesa mi alma y la purifica.
No quiero estar solo... permanece conmigo...
Sabes sonreír... y es hermosa,... tu sonrisa es hermosa... no es imaginación mía.
Junta tus manos que yo juntaré las mías por la paz del mundo.
Por el pan de los que tienen hambre.
Por el cobijo de los sin hogar.
Por la compañía de los abandonados.
Por las lágrimas de los desamparados.
Por el perdón de los que ofendieron.
Por el regreso de los que desviaron el camino.
Eres tú Señor la única garantía de Salvación.
El único aval de la Felicidad Eterna.
El mejor Compromiso de Amor.
Irradia tu Amor sobre todos los corazones... en especial sobre los más oscuros...
Porque sobre aquellos oscuros... brillará con más fuerza tu Luz.
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