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Tercer Secreto de Fátima
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Texto original del Tercer Secreto de Fátima y explicación de Su Eminencia Josef Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. |
Tercera parte del secreto de Fátima, revelado el 13 de julio de 1917 a los tres pastorcillos en la Cueva de Iria-Fátima y transcrito por Sor Lucía el 3 de enero de 1944. Hecho público por el Secretario de Estado, Su Eminencia, Angelo Cardenal Sodano, el 13 de mayo del 2000.
"Escribo
en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su
Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiria y de la Santísima
Madre vuestra y mía.
"Después
de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de
Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Angel con una espada de fuego
en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a
incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que
Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Angel
señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia,
Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: 'algo
semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él' a
un Obispo vestido de Blanco 'hemos tenido el presentimiento de que fuera
el Santo Padre'. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y
religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran
Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el
Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en
ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y
pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino;
llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran
Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de
arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los
Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares,
hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de
la Cruz había dos Angeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en
la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con
ella las almas que se acercaban a Dios".
Comentario Teológico del Card. Joseph Ratzinger
El
Comentario Teológico del Prefecto de la Congregación para la Doctrina de
la Fe está dividido en tres partes: Revelación pública y revelaciones
privadas, su lugar teológico; La estructura antropológica de las
revelaciones privadas; Un intento de interpretación del secreto de Fátima.
1) "El
término 'revelación pública' designa la acción reveladora de Dios
destinada a toda la humanidad, que ha encontrado su expresión literaria
en las dos partes de la Biblia: el Antiguo y el Nuevo Testamento. Se llama
'revelación' porque en ella Dios se ha dado a conocer progresivamente a
los hombres, hasta el punto de hacerse él mismo hombre, para atraer a sí
y para reunir en sí a todo el mundo por medio del Hijo encarnado,
Jesucristo.
En Cristo
Dios ha dicho todo, es decir, se ha manifestado a sí mismo y, por lo
tanto, la revelación ha concluido con la realización del misterio de
Cristo que ha encontrado su expresión en el Nuevo Testamento".
2)La "revelación
privada", en cambio, "se refiere a todas las visiones y
revelaciones que tienen lugar una vez terminado el Nuevo Testamento; es ésta
la categoría dentro de la cual debemos colocar el mensaje de Fátima.
La autoridad
de las revelaciones privadas -prosigue el cardenal Ratzinger- es
esencialmente diversa de la única revelación pública: ésta exige
nuestra fe". La revelación privada, en cambio, "es una ayuda
para la fe, y se manifiesta como creíble precisamente porque remite a la
única revelación pública".
Citando al
teólogo flamenco E. Dhanis, el prefecto para la Fe afirma que "la
aprobación eclesiástica de una revelación privada contiene tres
elementos: el mensaje en cuestión no contiene nada que vaya contra la fe
y las buenas costumbres; es lícito hacerlo público, y los fieles están
autorizados a darle en forma prudente su adhesión". "Un mensaje
así puede ser una ayuda válida para comprender y vivir mejor el
Evangelio en el momento presente; por esto no se debe descartar. Es una
ayuda que se ofrece, pero no es obligatorio hacer uso de la misma".
El cardenal
Ratzinger subraya también que "la profecía en el sentido de la
Biblia no quiere decir predecir el futuro, sino explicar la voluntad de
Dios para el presente, lo cual muestra el recto camino hacia el futuro".
La parte más
importante del Comentario Teológico está dedicada a "un intento de
interpretación del secreto de Fátima". Del mismo modo que la
palabra clave de la primera y de la segunda parte del "secreto"
es la de "salvar almas", "la palabra clave de este 'secreto'
es el triple grito: '¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!'. Viene a la
mente el comienzo del Evangelio: 'paenitemini et credite evangelio' (Mc
1,15). Comprender los signos de los tiempos significa comprender la
urgencia de la penitencia, de la conversión y de la fe. Esta es la
respuesta adecuada al momento histórico, que se caracteriza por grandes
peligros y que serán descritos en las imágenes sucesivas. Me permito
insertar aquí un recuerdo personal: en una conversación conmigo, Sor
Lucia me dijo que le resultaba cada vez más claro que el objetivo de
todas las apariciones era el de hacer crecer siempre más en la fe, en la
esperanza y en la caridad. Todo el resto era sólo para conducir a esto".
3) Después,
el prefecto de la Congregación para la Fe pasa revista a las "imágenes"
del secreto. "El ángel con la espada de fuego a la derecha de la
Madre de Dios recuerda imágenes análogas en el Apocalipsis. Representa
la amenaza del juicio que incumbe sobre el mundo. La perspectiva de que el
mundo podría ser reducido a cenizas en un mar de llamas, hoy no es
considerada absolutamente pura fantasía: el hombre mismo ha preparado con
sus inventos la espada de fuego".
"La
visión muestra después la fuerza que se opone al poder de destrucción:
el esplendor de la Madre de Dios, y proveniente siempre de él, la llamada
a la penitencia. De este modo se subraya la importancia de la libertad del
hombre: el futuro no está determinado de un modo inmutable, y la imagen
que vieron los niños no es una película anticipada del futuro, de la
cual nada podría cambiarse. En realidad, toda la visión tiene lugar sólo
para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección
positiva. (...) Su sentido es el de movilizar las fuerzas del cambio hacia
el bien. Por eso están totalmente fuera de lugar las explicaciones fatalísticas
del 'secreto' que dicen que el atentador del 13 de mayo de 1981 habría
sido en definitiva un instrumento de la Providencia. (...) La visión
habla más bien de los peligros y del camino para salvarse de los mismos".
Pasando a
las siguientes imágenes, "el lugar de la acción -explica el
cardenal Ratzinger- aparece descrito con tres símbolos: una montaña
escarpada, una gran ciudad medio en ruinas, y finalmente una gran cruz de
troncos rústicos. Montaña y ciudad simbolizan el lugar de la historia
humana: la historia como costosa subida hacia lo alto, la historia como
lugar de la humana creatividad y de la convivencia, pero al mismo tiempo
como lugar de las destrucciones, en las que el hombre destruye la obra de
su proprio trabajo (...) Sobre la montaña está la cruz, meta y punto de
orientación de la historia. En la cruz la destrucción se transforma en
salvación; se levanta como signo de la miseria de la historia y como
promesa para la misma".
"Aparecen
después aquí personas humanas: el Obispo vestido de blanco ('hemos
tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre'), otros Obispos,
sacerdotes, religiosos y religiosas y, finalmente, hombres y mujeres de
todas las clases y estratos sociales. El Papa parece que precede a los
otros, temblando y sufriendo por todos los horrores que lo rodean. No sólo
las casas de la ciudad están medio en ruinas, sino que su camino pasa
en medio de
los cuerpos de los muertes. El camino de la Iglesia se describe así como
un viacrucis, como camino en un tiempo de violencia, de destrucciones y de
persecuciones. En esta imagen, se puede ver representada la historia de
todo un siglo. Del mismo modo que los lugares de la tierra están sintéticamente
representados en las dos imágenes de la montaña y de la ciudad, y están
orientados hacia la cruz, también los tiempos son representados de forma
compacta".
"En la
visión podemos reconocer el siglo pasado como siglo de los mártires,
como siglo de los sufrimientos y de las persecuciones contra la Iglesia,
como el siglo de las guerras mundiales y de muchas guerras locales que han
llenado toda su segunda mitad y han hecho experimentar nuevas formas de
crueldad. En el 'espejo' de esta visión vemos pasar a los testigos de la
fe de decenios".
El prefecto
de la Congrenación de la Doctrina de la Fe afirma también que en el
viacrucis de este siglo "la figura del Papa tiene un papel especial.
En su fatigoso subir a la montaña podemos encontrar indicados con
seguridad juntos diversos Papa, que empezando por Pío X hasta el Papa
actual han compartido los sufrimientos de este siglo y se han esforzado
por avanzar entre ellos por el camino que lleva a la cruz. En la visión
también el Papa es matado en el camino de los mártires )No podía el
Santo Padre, cuando después del atentado del 13 de mayo de 1981 se hizo
llevar el texto de la tercera parte del 'secreto', reconocer en él su
proprio destino? Había estado muy cerca de las puertas de la muerte y él
mismo explicó el haberse salvado con las siguientes palabras: 'fue una
mano materna la que guió la trayectoria de la bala y el Papa agonizante
se detuvo en el umbral de la muerte' (13 de mayo de 1994). Que 'una mano
materna' haya desviado la bala mortal muestra sólo una vez más que no
existe un destino inmutable, que la fe y la oración son poderosas, que
pueden influir en la historia y, que al final, la oración es más fuerte
que las balas, la fe más potente que las divisiones".
La conclusión
del secreto, prosigue el cardenal Ratzinger, "recuerda imágenes que
Lucía puede haber visto en libros piadosos, y cuyo contenido deriva de
antiguas intuiciones de fe. Es una visión consoladora, que quiere hacer
maleable por el poder salvador de Dios una historia de sangre y lágrimas.
Los ángeles recogen bajo los brazos de la cruz la sangre de los mártires
y riegan con ella las almas que se acercan a Dios. La sangre de Cristo y
la sangre de los mártires están aquí consideradas juntas: la sangre de
los mártires fluye de los brazos de la cruz. Su martirio se lleva a cabo
de manera solidaria con la pasión de Cristo y se convierte en una sola
cosa con ella".
"La
visión de la tercera parte del secreto tan angustiosa en su comienzo, se
concluye pues con una imagen de esperanza: ningún sufrimiento es vano y,
precisamente una Iglesia sufriente, una Iglesia de mártires, se convierte
en señal orientadora para la búsqueda de Dios por parte del hombre (...)
del sufrimiento de los testigos deriva una fuerza de purificación y de
renovación, porque es actualización del sufrimiento mismo de Cristo y
transmite en el presente su eficacia salvífica".
¿Qué
significa en su conjunto (en sus tres partes), el "secreto" de Fátima?,
se pregunta por último el cardenal Ratzinger. "Ante todo debemos
afirmar con el cardenal Sodano: 'los acontecimientos a los que se refiere
la tercera parte del 'secreto' de Fátima parecen pertenecer ya al pasado'.
En la medida en que se refiere a acontecimientos concretos ya pertenecen
al pasado. Quien había esperado impresionantes revelaciones apocalípticas
sobre el fin del mundo o sobre el curso futuro de la historia se
desilusionará. Fátima no nos ofrece este tipo de satisfacción de
nuestra curiosidad, lo mismo que la fe cristiana no quiere y no puede ser
un mero alimento para nuestra curiosidad. Lo que queda de válido lo hemos
visto de inmediato al inicio de nuestras reflexiones sobre el texto del 'secreto':
la exhortación a la oración como camino para la 'salvación de las almas'
y, en el mismo sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión".
"Quisiera
al final volver aún sobre otra palabra clave del 'secreto', que con razón
se ha hecho famosa: 'mi Corazón Inmaculado triunfará'.¿Qué quiere
decir esto? Que el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación
de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma. El
fiat de María, la palabra de su corazón, ha cambiado la historia del
mundo, porque ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias
a este 'sí' Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece
ahora y para siempre. El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo
experimentamos continuamente; él tiene poder porque nuestra libertad se
deja alejar continuamente de Dios".
"Pero
desde que Dios mismo tiene corazón humano y de ese modo ha dirigido la
libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya
no tiene la última palabra. Desde aquel momento cobran todo su valor las
palabras de Jesús: 'padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened
confianza; yo he vencido al mundo' (Jn 16,33). El mensaje de Fátima nos
invita a confiar en esta promesa".
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lunes, 13 de mayo de 2013
El Tercer Secreto de Fátima
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