Fuente: http://es.catholic.net/celebraciones/120/301/articulo.php?id=1270
· El Espíritu Santo es
santificador: Para que el Espíritu Santo logre cumplir con su función,
necesitamos entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir dócilmente por sus
inspiraciones para que pueda perfeccionarnos y crecer todos los días en la santidad.
· El Espíritu Santo mora en
nosotros: En San Juan 14, 16, encontramos la siguiente frase: “Yo rogaré al
Padre y les dará otro abogado que estará con ustedes para siempre”. También, en
I Corintios 3. 16 dice: “¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu
Santo habita en ustedes?”. Es por esta razón que debemos respetar nuestro
cuerpo y nuestra alma. Está en nosotros para obrar porque es “dador de vida” y
es el amor. Esta aceptación está condicionada a nuestra aceptación y libre
colaboración. Si nos entregamos a su acción amorosa y santificadora, hará
maravillas en nosotros.
· El Espíritu Santo ora en
nosotros: Necesitamos de un gran silencio interior y de una profunda pobreza
espiritual para pedir que ore en nosotros el Espíritu Santo. Dejar que Dios ore
en nosotros siendo dóciles al Espíritu. Dios interviene para bien de los que le
aman.
· El Espíritu Santo nos lleva a la verdad
plena, nos fortalece para que podamos ser testigos del Señor, nos muestra la
maravillosa riqueza del mensaje cristiano, nos llena de amor, de paz, de gozo,
de fe y de creciente esperanza.
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