Un post en Facebook de una mujer llamada Verónica Guevara, me causó especial admiración sobre la grandeza y sencillez de Su Santidad, el Papa.
Pero, sobre todo... de su Sabiduría.
"El
Papa Francisco cuando era nuestro Arzobispo, iba por la calle y entró a
la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, sólo un momentito, me acerqué
le dije si le podía hacer una pregunta, le conté brevemente que mi
hijita menor nació con un virus el cual pudo
ser devastador para su vida y su futuro desarrollo, pero que gracias a
los cuidados recibidos y a Dios para el cual nada es imposible, estaba
sana. Sólo tiene un problema imperceptible en un ojo, que no le traerá
dificultades en su vida. Pero yo soy la madre, y pensé que ya el Señor
me había dado demasiado, y tenía dudas de seguir pidiendo su completa
curación. El Santo Padre, me dijo, con su gran sabiduría, "siga
llevandola al médico y siga pidiendo, cómo no va a pedir si Ud. es la
madre". Me dio la bendición y nos despedimos".
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